Recientemente volvió la polémica del caso Figo con motivo del partido de leyendas previo a la final de la UEFA Champión League en Berlin. Los más futboleros recordarán la sonada bronca que sufrió el luso después de la operación de “cambio de camiseta” que tuvo, dejando el Barça para entrar en el Madrid. Truculenta historia de dólares, egos y operaciones entre rivales en el campo y los despachos, con otros mediáticos protagonistas como Nuñéz y Florentino. Seguro que Luis Enrique tendrá también en su memoria una historia parecida ;-P.
Sin llegar a mover los mismos millones ni el mismo papel de rotativa, me viene al pelo sobre algunos movimientos que están ocurriendo en nuestro “pueblito” del desarrollo español de videojuegos. Es normal, lícito y hasta recomendable darse una vuelta por el mercado para ver cómo tenemos la cotización profesional, verificar si estamos codiciables y en caso de encontrar algo mejor, cambiarnos o renegociar nuestra situación contractual. Hasta ahí no creo que nadie pretenda poner puertas al campo. La profesionalidad se da por supuesta y los candidatos cambiantes dejan un camino para emprender otro. Lo de “SuperLopez” y su paso de la General Motors para saltar a la Volkswagen con un maletín supuestamente lleno de “recuerdos de empresa” ya es harina de otro costal. Presuponemos que todo profesional lleva su maletín personal lleno de experiencia y “savoir faire” adquirido, que es lo que le cotiza para mejorar su carrera, sin necesidad de rebañar en maletines ajenos para conseguir ventaja.
La cuestión es cuando se malinterpreta la competición, se trapiña de forma generalizada y se dispara a todas partes para ver si cae algo. Mal tiene que estar el patio nacional, con más de cuatrocientos estudios operativos, varias carreras de grado, decenas de centros especializados y masters, cuando tenemos que hacer un butrón en el tabique de al lado para ir a por cervezas. Es muy poco gratificante y da la sensación de que no hay cantera, está todo muy triste o no hay lugar adicional donde buscar, salvo que las razones de fondo sean más espureas o simplemente vagancia.
Pero desde luego el Florentino de turno lo que demuestra, a mi entender, es muy poca clase, cero de estilo y de “fair play”, si la manera de montar su 11 de gala es birlar de manera metódica y sistemática los cuadros a la supuesta “competencia” directa.
Y digo competencia de manera rústica y mal entendida, ya que la competencia real está ahí fuera, en el mercado internacional y no en el piso de arriba. Se supone que si compartimos esfuerzos en articular el sector y generar procesos más profesionales, agrupándonos en organizaciones empresariales y montando un debate común, que nos ayude a todos, no es de recibo aprovechar cuando vamos al baño para robarnos la cartera de la chaqueta. No es elegante (aunque no esté repleta de billetes). Incitas al sentimiento visceral, al ojo por ojo, al hoy por ti y mañana por mi. Generas mal ambiente, desconfianza generalizada, inflación entre tu gente a la que estás tratando de cuidar y la sensación de que todo el monte es orégano en un el sector, el de los videojuegos, donde orégano el justo.
Tratar de desmontar “el core” de los equipos en pleno proceso de producción es lo más parecido a lanzar un torpedo en plena línea de flotación y sinceramente, ¡eso no está bien entre colegas! … sobre todo porque en algún momento puedes necesitar sal o unos huevos y probablemente ni te abran la puerta.
Vamos, ¡es lo que yo pienso !
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